jueves, 13 de marzo de 2014

Ocho flores inmundas lamidas por el diablo

Reseña publicada en Penumbria. Revista fantástica para leer en el ocaso.

Ocho flores inmundas lamidas por el diablo
Miguel Lupián

Lo que hubo aquí no eran monstruos producidos por el sueño de la razón,
sino arpías traídas por extraños vientos amarillos y por esas yeguas.
Nightmare, yegua de la noche.
Pilar Pedraza


Lo más satisfactorio de coordinar un proyecto como Penumbria, donde cada mes reviso, en promedio, diez ensayos y cincuenta cuentos, es disfrutar las diversas voces, texturas y formas de abordar lo fantástico de nuestros colaboradores.

Una de esas voces, que al instante generó un vaso comunicante con mi propio imaginario terrorífico, fue la de Ana Martínez Casas, cuyo cuento, Residuos angélicos, incluido en Penumbria 16, encabezó las listas de selección de cada uno de los miembros de nuestro equipo editorial.

Un hueso me llevó a completar el esqueleto de un ángel. Así empieza Residuos angélicos. Luego este ángel cobra vida y… No. No te lo arruinaré, léelo: es brutal. Sólo te adelanto que se inspiró en la fotografía Cupido y centauro de Joel-Peter Witkin.



Ya sé lo que estás pensando: ¿Brutal, una chica?

Basta recordar que las “chicas”, a finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX, fueron las responsables del éxito de la novela gótica y el cuento de fantasmas victoriano al ser, al mismo tiempo, el público al que iban destinadas y las autoras dominantes del género.

Mrs. Barbauld, Clara Reeve, Ann Radcliffe, Sophia Lee, Anne of Swansea, Eliza Parsons, Mary W. Shelley y muchas otras.

Lamentablemente, por motivos que no logro comprender, a estas autoras el propio género fantástico las fue relegando a la “fantasía”, el subgénero fantástico más subestimado. (Si piensas que la “fantasía” son historias de hadas y dragones que sólo les gustan a las adolescentes, te recomiendo que dejes de leer esto y te pongas a hacer otra cosa) Lo que llevó a que muchas de ellas tuvieran que firmar sus obras con nombres masculinos. Por ejemplo, Amantine-Aurore-Lucile Dupin firmaba como George Sand; y Violet Page, como Vernon Lee.

En México, nuestras autoras “raras” fluctuaron, principalmente, en la cinta de Moebius de lo “fantástico”, pero dejando bien claro que también podían ser brutales. La jaula de tía Enedina de Adela Fernández y Orfandad de Inés Arredondo son buenos ejemplos.

En Penumbria (como ya mencioné) recibimos alrededor de 50 cuentos mensuales, pero sólo el 20% proviene de autoras. Lo alentador es que la mayoría de ellas proponen formas muy originales de acercarse al terror. Gabriela Damián, Iliana Vargas, Nelly Geraldine García-Rosas, Paulina Monroy, Ana Paula Rumualdo…

Regresando al tema principal de esta reseña, después de leer Residuos orgánicos quise saber más de la autora. Así me enteré que estaba por publicar, en “Lengua de diablo editorial”, la plaquette Flores inmundas.

A pesar de que “plaquette” es un término elegante, Flores inmundas es un libro; un buen libro de 40 páginas, bien editado y con una portada e ilustraciones interiores (cortesía de Eduardo Casillas) muy perturbadoras.

El libro inicia con una cita de La vorágine (1924) de José Eustasio Rivera:

Aquí, la parásita afrodisiaca que llena el suelo de abejas muertas; la diversidad de flores inmundas que se contraen con sexuales palpitaciones y su olor pegajoso emborracha como una droga. 

Aunque no conozcas la novela, en ese epígrafe están las claves de lo que encontrarás más adelante. Además de la influencia en el título, se advierte una sexualidad explícita que, tal vez, de paso a una maternidad retorcida, y una mezcla de muerte y alucinaciones.

Otra clave viene en su semblanza, pero no la incluida en Flores inmundas, sino en la que mandó a Penumbria:

Ana Martínez Casas leía y escribía cuentos de terror religiosamente hasta que leyó “Cien años de soledad” y se convirtió al realismo mágico…

Terror y realismo mágico… ¿Pinta bien, no? Pues se pondrá mejor.


La reina de corazones es una breve pero contundente reinterpretación del clásico de Charles Lutwidge Dodgson (Lewis Carroll) donde, en un bar, la reina de corazones juega póker apostando lo que nunca ha tenido: un hijo. Aparece el gato, el conejo blanco, la oruga y la liebre de marzo (en un divertido juego de palabras: mazo-marzo-la liebre de marzo). Un brochazo de surrealismo pinta la escena cuando la reina pierde a su hijo… Maternidad truncada.

Había una vez, en el País de las Maravillas…
Una reina que amamantaba el cadáver de la desesperación.
Y Alicia perseguía al Sombrerero
que perseguía al Tiempo
que perseguía al Conejo
que perseguía a la Reina
que perseguía a su hijo muerto…


El gran guiñol es, como su nombre lo indica, un tributo al teatro guiñol parisino de finales de 1800. Tú eres Marie Josette, que se peina, se acomoda el corset y los guantes, renegando de la moda parisina (prefieres la londinense). Vas del brazo de tu prometido, un hombre musculoso, bronceado y de ojos verdes. Es actor, y se encaminan a una de sus presentaciones. El lugar es una plazoleta pestilente donde se dan cita animales y plebeyos. Tu prometido se despide, pidiéndote que no odies el teatro. En escena, tu hombre tiene relaciones sexuales con una de las actrices. Te sientes humillada, quieres correr, pero él grita tu nombre y te lanza un beso. A continuación es brutalmente torturado…
-¡Ayúdenlo, está muriendo!
-Es el folklore, niña inglesa.

*
Se levantó de la mesa y se masturbó.
Sacó un pequeño vaso de vidrio de un cajón de madera y lo colocó encima de la mesa, al lado de las cartas de Tarot. Tomó su pene y lo sacudió hasta que la secreción blancuzca salió, chorreante, y llenó el vaso.
-Bebe.

Este es uno de los remedios que “La fabulosa gitana Triana” ofrece para amarrar a tu hombre. Lucía, la engañada mujer, acude con ella sin saber que las consecuencias serán nefastas. La narración nos lleva del presente al pasado, para luego volver al presente de una forma muy atinada.


En El nacimiento oscuro de Nancy, Nancy no está contenta con su embarazo, pues el producto se alimenta de ella, que sólo sirve como cáscara.
-¡Es un parásito!
Con sus largas uñas carmín desgarra la suave piel de su estómago y…


Erotic Pet Shop es un lugar parecido a “El brincadero” (en La torre y el jardín de Alberto Chimal) donde puedes saciar tus perversiones sexuales con animales. Perros, gatos, pericos, hámsteres… Eliges una serpiente… Cuando tu estómago se revuelve por la escena de zoofilia que estás por presenciar, hay un corte que deriva en una situación cómica que agradeces.


Sueño de una noche de otoño es puro realismo mágico, donde las mariposas y la maternidad juegan un papel crucial. Con una prosa poética deliciosa se nos describe un lugar donde una capa crujiente de alas de mariposa monarca cubre toda la tierra. Las ancianas las ocupan para hacer galletas. Aunque no se especifica, imagino a esa comunidad habitada únicamente por mujeres. Luego descubres que, en medio del bosque, Claude, la única mujer embarazada del lugar, está siendo violada por una enorme mariposa, el Rey de las Mariposas, y que el vientre de Claude había servido como un capullo…

*
Efímero está construido exclusivamente con diálogos. La intensidad de éstos se visualiza utilizando mayúsculas o con el tamaño de la letra. También hay onomatopeyas que representan los sonidos de una criatura que bien pudo salir de la mente retorcida de Lovecraft, Carpenter o Barker. La ilustración de Eduardo Casillas es muy reveladora.




El Proyectil S-13 es, en su lenguaje, un tributo al famoso capítulo 68 de Rayuela de Julio Cortázar. Palabras con una hermosa sonoridad, como strombirimbi, chimpandrondo, espingorilo, huacataba…, te harán levantarte y recitarlas en voz alta, mientras tu laringe ronronea y tu paladar se cubre de terciopelo.


La voz de Ana Martínez Casas es siniestra (partiendo de que lo siniestro, lo unheimlich, proviene de lo cercano, de lo familiar, como apuntó Freud), mas no por ello pierde su feminidad; al contrario, la enaltece, se siente orgullosa de ella, pero alejándose de los lugares comunes.

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